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viernes, 3 de enero de 2025

Internet y Educación: Un Paradigma en Evolución, 21 Años Después

 Hace más de dos décadas, Pere Marquès nos hablaba del enorme potencial de Internet para revolucionar la educación. Imaginaba un futuro donde la red sería el corazón del aprendizaje, permitiéndonos acceder a todo tipo de conocimiento, colaborar sin barreras y personalizar nuestras experiencias educativas. Pero, ¿realmente hemos llegado ahí? Spoiler alert: sí, pero con matices.

La visión futurista que ahora es cotidiana

En 2001, pensar en hacer tareas desde casa con acceso a millones de recursos digitales era casi de ciencia ficción. Hoy, es lo más normal del mundo. Tenemos Google Classroom, plataformas de MOOCs como Coursera y videollamadas en Zoom que nos conectan con el mundo. Lo que Marquès soñó como un "nuevo paradigma educativo" es ahora el pan de cada día. Pero, aunque la tecnología nos ha dado herramientas impresionantes, todavía enfrentamos retos.

Lo que Internet ha cambiado y lo que no

Lo que Marquès no podía prever era el impacto de las redes sociales, la inteligencia artificial o los algoritmos que ahora nos personalizan hasta las búsquedas. Sin embargo, algunos de los desafíos que mencionaba, como el exceso de información y la necesidad de aprender a filtrar contenidos, siguen siendo tan reales como en sus tiempos. ¿Cuántas veces hemos terminado en una "rabbit hole" de YouTube cuando buscábamos algo educativo? Exacto.

Además, el acceso a Internet no es tan universal como debería. Aunque tenemos smartphones en cada esquina, la brecha digital sigue siendo un muro para millones de estudiantes en todo el mundo.

Mi experiencia como "estudiante digital"

Si algo he aprendido es que Internet es una herramienta poderosa, pero no lo hace todo por ti. He podido asistir a cursos, investigar y colaborar con personas a kilómetros de distancia, pero también he sentido lo frío que puede ser aprender sin la interacción cara a cara. Las clases en línea tienen su magia, pero también su caos.

Entonces, ¿hemos cumplido el sueño?

Diría que estamos a mitad del camino. Marquès nos dejó una visión optimista y, en muchos sentidos, acertó. Pero el verdadero desafío sigue siendo el mismo: ¿cómo usamos esta tecnología para que realmente transforme la educación? Porque, no basta con tener Internet. Necesitamos alfabetización digital, formación para docentes y sistemas educativos que se adapten a los tiempos.

Hoy, la revolución educativa que Internet prometía sigue en construcción. La pregunta no es si Internet cambiará la educación, sino cómo seguiremos adaptándonos para que lo haga de la mejor manera.

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